Velar y despedir con flores, adioses llenos de símbolos y colores

Velar y despedir con flores, adioses llenos de símbolos y colores

Una costumbre prehistórica. En los tanatorios, las salas de velatorio y los cementerios: las rosas, claveles, margarites, crisantemos, gladiolos, lirios, orquídeas, lilas, tulipanes o azucenas desprenden sentimientos varios, aportando muchos valores en los escenarios funerarios.

 

La banda sonora de los dibujos animados de Alicia en el País de las Maravillas regala una mágica canción, ‘El jardín de las flores’. La letra dice el siguiente, “nos enseñan cosas bellas las flores. De romances saben un montón. Hay idilios y se habla de amores”. Y es que las flores, como seres vivos que son, respiran, pero también transmiten. Son especiales por naturaleza. Las flores representan un punto de apoyo básico en los espacios funerarios, en sentido emocional, funcional, representativo y simbólico.

Hay que remontarse años atrás, hasta el principio de los tiempos. Desde siempre, las flores han acontecido seres vivos indispensables en tanatorios, salas de velatorio o cementerios. El ser humano ha integrado los detalles florales en los momentos de las despedidas. Se ha interiorizado y asumido que las flores forman parte de las despedidas y los adioses, pero las flores también se regalan en nacimientos y en escenas de amor. No tiene un porque más allá de que las flores evocan muchos sentimientos y emociones: el sentimiento de tristeza, producido en momentos de pérdidas o luto, y la emoción de celebrar una nueva vida o un nuevo amor.

Cuando pensamos en estos espacios característicos [salas de velatorio, tanatorios o cementerios], instantáneamente aparece una corona de flores en nuestra mente, ¿por qué? La presencia de flores en áreas funerarias se remonta muchos años atrás. Se creía que estas guiaban y facilitaban la transición del alma hasta el más allá. En la Prehistoria, los primitivos ya colocaban flores cuando se despedían de sus difuntos. Aquel acto primario rebajaba, reducía, suavizaba y neutralizaba el mal olor que desprenden los cuerpos cuando se pudren con el paso del tiempo. En los funerales, las flores se han convertido en costumbre, prolongando esta tradición hasta la actualidad, cuando se entra a los cementerios con flores, como el Día de Todos los Santos, donde el variado elenco de flores pinta de diferentes colores estos espacios solemnes.  

Porque las flores tiñen de amor, respeto, paz y apoyo los escenarios impregnados de luto, hasta el punto de poder consolar. Ante tanta tristeza, resignación o rabia, las flores son el rasgo distintivo que rompe con la negrura de la situación.

Flores y simbologías

En cuestiones de aciertos y gustos, no hay una flor al frente de todo. No hay una única flor que represente la muerte. Los presentes pueden despedir con dalias al difunto, aunque estas no sean las exhibidas habitualmente en un funeral. Ahora bien, en España, los expertos aseguran que la flor de la muerte es el crisantemo.

Sí que es cierto que hay un abanico de flores características en estos ambientes más solemnes: las rosas, claveles, margarites, crisantemos, gladiolos, lirios, orquídeas, lilas, tulipanes o azucenas son algunos de las fragancias más frecuentes en salas de velatorio, tanatorios y cementerios. Cada una de ellas aporta valor.

La rosa, regalada en fiestas nacionales como Sant Jordi, simboliza amor. Las rosas blancas decoran muchas coronas de flores, entregadas para mostrar condolencias. Las rosas también simbolizan luto y tristeza. Por otro lado, los claveles se asocian con las rosas, puesto que ambas son las flores más entregadas en actos funerarios. El clavel representa el amor, la pureza y la unión.

La sencillez, la elegancia y la infancia quedan representadas en los pétalos de la margarita. Estas flores bien pueden marcar un nuevo punto de partida. Los crisantemos son, por excelencia, las flores más vinculadas a los rituales funerarios. Implican hablar de muerte, luto y dolor.

El honor y la fuerza se alían con los gladiolos, flor entregada a los gladiadores (de aquí su nombre) que triunfaban en la arena del Coliseo. La elegancia de los gladiolos representa también una sinceridad pura. Florece en primavera y con ella los lirios, que transmiten inocencia. En cambio, las lilas se entregan y se regalan en ceremonias donde se ha sufrido la pérdida de una persona joven.

Gracias a los colores de sus pétalos, los tulipanes y las orquídeas renuevan, enternecen y suavizan un contexto donde se respira tristeza, amargura y dolor. Hablando de colores, la blancura de las azucenas desprende paz y pureza.

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